Alba Sarraute. Payasa contemporánea

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1. Acróbata, música, actriz y… ¿payasa? ¿Qué es ser una payasa hoy en día?

¡Hay tantos payasos como narices! Supongo que lo que nos une a todos es la expresión ligera de tragedias personales, el querer hacer volar las penas con humor. Y, para hacerlo, todas las opciones valen: clásicas, musicales, dramáticas, retro, poéticas, visuales… ¡No hay límite!

2. Que el clown no es sólo para los más pequeños es algo que habrás tenido que explicar más de una vez. ¿Todavía te lo siguen preguntando o el público ya conoce mejor el género?

Mis espectáculos están dedicados a los niños que viven dentro de las personas grandes, como en el Principito. Así, todo el mundo se siente identificado. Están abiertos a todo tipo de público: niños, padres, adultos, jóvenes, anarquistas, conservadores… El único requisito es que quieran disfrutar de este arte y dejarse influenciar, emocionar, por lo que ven, sienten y escuchan en el escenario.

3. Tus espectáculos tienen algo de circo, cabaret, teatro y concierto. ¿Es esta mezcla lo que mejor define Alba Sarraute?

Sí, sin duda. La mezcla de géneros marca mi estilo porque me gusta todo y, sobretodo, es lo que he vivido más de cerca: mi padre es músico, me apasiona el teatro y he estudiado circo.


Foto: Manel Sala Ulls

4. ¿Podrías explicarnos qué tiene que ver tu viaje por Latinoamérica con tu obra más premiada, Mirando a Yukali (2009)?

Venía de estar viviendo en París durante tres años. Para mí, eso era una selva humana, caótica e incomprensible. Mi sueño era vivir un tiempo en otro tipo de selva, la amazónica, porque siempre supe que mis genes venían de alguna parte de ahí que no lograba comprender (¡aunque nadie de mi familia lo aceptara!). Viajé buscando mi clown interior y encontré una selva violada y explotada por y para los humanos, el turismo exagerado… Fue una gran decepción y la base del trabajo de Mirando a Yukali: la comparación de la autodestrucción con la destrucción del mundo. Y descubrí también el efecto de tener tanto miedo: ¡olvidar el amor! Aunque esto es muy largo de explicar. Habría que ver la obra…


Yukali. Foto: Silvia Poch


Yukali. Foto: Laia Ramiro

5. Entre muchos otros temas, Soy la otra (La Diva) (2010) hablaba de la soledad de los escenarios. ¿Qué había de experiencia personal en la obra?

Mis espectáculos siempre surgen de mi experiencia, mis recuerdos y mi memoria. En este caso, todo vino de un accidente que tuve en las cervicales, cosa que me causó muchos ataques de ansiedad. A pesar del dolor, seguía trabajando con pastillas y tranquilizantes. De aquí salió la idea de la obra: de cómo, aunque estés realmente mal, sigues buscando el triunfo exterior y terminas olvidando el triunfo interior. La protagonista olvida lo que quiere para hacer lo que de ella se espera que haga, lo que los otros quieren que haga. La obra capta el declive de una diva y se plantea en qué momento se separa de si misma, por qué quiere huir y de qué.

6. A los artistas de circo nos los imaginamos siempre viajando, recorriendo el mundo con toda la troupe. Es más que probable que sea una imagen romántico, pero ¿cómo es el circo del siglo XXI?

Quedan aún muchos circos itinerantes y, de hecho, creo que habrá siempre. Yo no vengo de una familia de circo ni tengo una compañía gigante con un espectáculo comercial, aunque formar parte de un circo ambulante sigue siendo el sueño romántico que tenemos muchos de los que nos dedicamos a esto y, por qué no, pude que un día sea real. Sin embargo, el circo que hacemos los artistas como yo hoy en día tiene que renovarse y adaptarse a las circunstancia del mercado. Sin duda, es más barato viajar en un avión low cost que en camiones, y hay espacios como teatros y centros deportivos donde protegerse de la lluvia que pueden funcionar como una carpa de circo. El mundo cambia y todas las artes escénicas deben cambiar con él.

7. ¿En qué espectáculo estás ahora mismo trabajando?

En estos momentos, estoy trabajando en el espectáculo Navidades en el Price, en el Circo Price, un circo estable de Madrid. Entre función y función, escribo, aunque de lo que tengo muchas ganas es de desaparecer un tiempo y volver después para empezar de nuevo con todo. Para ello, tengo planeado un viaje. Esta vez, ¡a Asia!

8. ¿Por qué habría que reivindicar el circo en una época como la actual donde la palabra que más se repite es “crisis”?

Porque crisis significa cambio, renovación, revolución. Simplemente por eso.


Yukali. Foto: Laia Ramiro

9. ¿Qué es más difícil: hacer reír o llorar?

¡Las dos cosas! Cuesta situarse fuera de las propias emociones, observarlas y contarlas, compartirlas cada día de manera técnica y orgánica. Es un arte y, como todo arte, tiene su tiempo de aprendizaje, pero todo el mundo puede aprender.

10. ¿Alguna pregunta que no te hayamos hecho y que te gustaría contestar?

Sí, por ejemplo, “¿Te gusta tu trabajo?”, aunque no sabría bien qué contestar. Es difícil. A veces, haces cosas maravillosas pero estás tan cansada, o tienes tanto miedo, que no puedes valorarlas. A pesar de que sabes que dedicarte a esto puede ser, desde fuera, extraordinario, por dentro sientes que hay muchas espinas. En fin, como se dice del maquillaje del payaso, ¡ríe por fuera porque llora por dentro!

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